Practicamente después del encuentro del desconocido me encontraba bastante furioso y era cuestion de tiempo para que explotara y empezara a despedazar gente como loco. Luego de unos momentos caminando me dí cuenta que llegé a un nuevo lugar y que era un sitio bastante diferente, no como aquella torre de la desgracia la cúal será la primera estructura que destruiré cuando vuelva a ese lugar. Nuevamente me encontaba en medio de una multitud y caminando a paso lento miré el agua de una fuente que había cerca de donde estaba.
Me reflejaba a mi mismo, un hombre con un aspecto tierno, pero que residía en su corazon una sed de sangre inmensa y un poder impresionante. Sin dudar me encaminé a lo que más llamaba la atención y así visité veinte lugares diferentes como un nómada. Tampoco había rastro de Nobles en este lugar y mucho menos de humanos con el corazón puro que yo buscaba para realizar el pacto. Simplemente el mundo humano era mi desgracia.
Caminando hacia una calle me quedé parado en la carretera esperando alguna reacción o evento de parte de este aburrida cantidad de gente que lo unico que hacía era preocuparse por si misma. Me quedaba pensativo buscando el nombre de este lugar para estar un poco orientado y buscar la posibilidades de que no muera del aburrimiento en este mundo lleno de personas inservibles.
-Maldicion... Ahora que haré..-